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LA LIBERACIÓN DE LA CULPA
06/11/2019El cerebro humano es el órgano más complejo que poseemos. Sus funciones son tan diversas y complicadas que desconcierta. Lleva el control de todo nuestro cuerpo, y junto con el corazón y el sistema inmune, que hacen que todo funcione a la perfección. A su vez cuentan con el apoyo del sistema metabólico que los nutre a todos ellos dependiendo de las exigencias de cada situación.
El tronco encefálico, el sistema límbico y el neocórtex son partes de lo que llamamos encéfalo, sistema nervioso central ubicado dentro del cráneo.
Cada una de estas tres partes nos habla de una necesidad específica y es importante que todas estén satisfechas para que no tengamos ningún problema mayor.
El tronco cerebral es la zona más primitiva, se ocupa de que estén cubiertas las necesidades más básicas como el hambre, la sed, el sueño, la reproducción, la protección y seguridad… y es necesario que estén satisfechas para que las demás partes que componen el sistema encefálico se puedan expresar sin conflicto. Las conductas que vienen del tronco cerebral son parte del cerebro reptiliano: repetición, imitación, rutina…
El sistema límbico se encarga de procesar las emociones que nos causan los acontecimientos externos o internos: ira, miedo, felicidad, placer, amor, sorpresa, disgusto… es la parte del encéfalo de los instintos humanos y regula las respuestas fisiológicas ante algunos estímulos.
El neocórtex o “corteza nueva” es la parte más moderna del cerebro, nuestra parte racional, aquí decidimos lo que “creemos que queremos”. El neocórtex es la parte más influenciada culturalmente. También es el que nos da permiso, o no, para llevar a cabo determinados comportamientos que desea nuestro cerebro más primitivo.
Es necesario para nuestra salud que las necesidades más básicas, las que provienen del tronco cerebral o del sistema límbico estén satisfechas.
Si no lo están, por ejemplo, si hemos tenido una carencia afectiva importante en la infancia por parte de nuestros padres, tendremos una necesidad básica no cubierta, de amor y protección en este caso. A partir de ésto puede suceder que un comportamiento, en principio, sano (tomar una copa de vino o jugar en el casino, por ejemplo) pueda desencadenar en una adicción, ya que buscamos saciar una necesidad básica y no sabemos cómo (segregaremos endorfinas pero no morfina que cesa la búsqueda).
Mucho de lo que creemos que queremos no lo deseamos en realidad, lo que deseamos es satisfacer algo muy oculto que no podemos ver.
Si nuestras necesidades básicas están cubiertas todo lo demás será accesorio, bienvenido y no habrá ningún conflicto.
Otra cuestión importante son las creencias que tenemos sobre quiénes somos, que pueden estar mandando un mensaje desde el neocórtex que provoque un conflicto con nuestros verdaderos deseos (se nos pueden ocurrir gran cantidad de ejemplos).
Cuando hay conflicto entre estas partes cerebrales por motivos fisiológicos, culturales, emocionales o metabólicos (resistencia a la insulina, al cortisol, a las catecolaminas…, estrés, creencias limitantes, carencias afectivas…) perdemos la capacidad de saber qué queremos realmente, no tomamos las decisiones más adecuadas para nosotros ya que no tenemos acceso a la información que está oculta en nuestro inconsciente.
Es decir, al tomar una decisión, pensamos que la tomamos por unas razones muy coherentes y es posible que no sea así, puede ser que tengamos una necesidad básica sin satisfacer, una creencia que nos hace daño, resistencia a algunas hormonas, una emoción reprimida que se está expresando sin control, un programa heredado de nuestros ancestros…, y la razón por la que tomamos esa decisión en concreto es satisfacer esta parte que no conocemos y que nos está condicionando.
La solución siempre va a pasar por buscar dónde está el conflicto primario.
Si hay falta de energía cerebral o resistencia a la insulina o a alguna otra sustancia debemos tratarla disminuyendo la frecuencia de las comidas, haciendo ejercicio físico o con suplementación (mucuna, cromo, omega 3…).
Si hay una alteración de los ejes de estrés debemos tratarla junto con los problemas derivados y dar calma al sistema simpático según el caso (cúrcuma, rhodiola, colina…).
Si hay problemas emocionales o carencias afectivas lo mejor sería averiguar la causa concreta y tratar su raíz con la técnica más conveniente (EMDR, contacto piel con piel, EFT, psicoterapia…).
Y por supuesto, pensar en el mensaje subyacente que hay detrás de la situación. Muchas veces la vida nos ofrece un conflicto para hacernos conscientes de que hay algo más profundo que tenemos que sanar que no nos deja expresar quiénes somos realmente.
Después de pasar por una situación dolorosa es posible que nos quitemos capas de dolor y salga a la luz la realidad de nuestro ser más auténtico.
Mar Tárraga