
EL AMOR INCONDICIONAL
20/05/2017
¿QUÉ ESPERA NUESTRO BEBÉ DE NOSOTROS?
01/06/2017Existen múltiples terapias y técnicas que nos pueden ayudan a estar sanos. Personalmente utilizo la Psiconeuroinmunología clínica, la Osteopatía, la Kinesiología aplicada, la Medicina ortomolecular… para tratar el plano físico y todas sus subpartes (anatomía, fisiología y bioquímica).
La Psiconeuroinmunología clínica nos explica cómo la activación crónica del sistema inmune puede ser la causa de múltiples patologías crónicas.
El sistema inmune es el sistema que repara los daños que se producen en nuestro cuerpo, el que sana nuestro cuerpo físico.
Si el sistema inmune está activado de manera crónica por un conflicto no resuelto, no puede estar disponible con la intensidad que necesitamos cuando realmente lo necesitamos.
Es importante recordar que una emoción, unas creencias limitantes, no darnos cuenta de cuestiones importantes para nuestro crecimiento personal y espiritual… todo ésto interfiere directamente en la expresión del sistema inmune en nuestro cuerpo físico, y al revés, el funcionamiento de nuestro cuerpo físico tiene repercusiones en el resto de aspectos de nuestro ser.
No debemos olvidar que somos mucho más que el cuerpo que vemos.
Un estrés emocional, por la causa que sea, hace que se active un eje hormonal llamado eje HPA (Hipotálamo, Pituitaria, Adrenal), el sistema nervioso simpático… Nuestro organismo interpreta que hay un peligro inminente y que tiene que defenderse por ejemplo, ante un león acechante. Lo primero que va a hacer es retener glucosa, sodio y agua, porque si tenemos que luchar contra un león no vamos a poder comer ni beber y necesitaremos mucha energía para luchar. Cuando nos estresamos, nos hinchamos y engordamos. Se activa la amígdala, que reacciona ante el miedo y la ansiedad y nos hace luchar, huir o quedarnos congelados (las tres posibles reacciones ante un peligro).
Si no nos hacemos conscientes y quitamos la causa del estrés, el sistema inmune se activa crónicamente buscando la desactivación del eje HPA y la sanación de lo que considera una herida.
El sistema inmune también puede ser activado crónicamente por otras partes del cuerpo. Las más habituales son: la boca, la grasa, el intestino y la inflamación postpandrial (después de comer):
Es importante que no sangren las encías, que no están inflamadas, que no haya heriditas ni aftas en la boca y que las encías no se retraigan para que el sistema inmune está calmado.
La grasa también puede cronificar la acción del sistema inmune, cuando el adipocito (la célula grasa) crece de manera incontrolada, se produce hipoxia (falta de oxígeno) en la zona por la presión que se genera, el adipocito segrega unas sustancias inflamatorias a la sangre (citoquinas), que marcan al adipocito y hacen que se comporte como una célula inmune, inflamando crónicamente.
También hay determinados alimentos que dañan la membrana intestinal, sobre todo la gliadina (gluten) de algunos cereales, la caseína de los lácteos, las saponinas y las lectinas de cereales y legumbres…
Cada vez que comemos nos inflamamos (inflamación postpandrial). El hecho de que la inflamación sea mayor o menor depende de:
–Relación Omega 3/Omega 6. Sería saludable consumir más cantidad de ácidos grasos Omega 3 (antiinflamatorios), que están en pescado, aguacate, nueces… que Omega 6 (proinflamatorios), que están en cereales, carne de ternera…
–Aporte calórico por ingesta. Lo ideal es no sobrepasar las 225-275 kcal./100g.
–Nutrientes con alta carga glucémica. Sobre todo los productos refinados y los hidratos de carbono acelulares, donde el almidón no está recubierto por una membrana y se absorbe muy rápido.
La salud depende de múltiples factores y hacernos cargo de ellos, teniendo los conocimientos adecuados y haciendo el tratamiento más eficaz en cada caso, es la mejor manera de permanecer saludables o de sanar la enfermedad que estemos padeciendo.
Ser conscientes de todo lo que somos nos da un punto de partida para hacernos cargo de nosotros mismos.
Compartamos conocimiento, compartamos salud.
Mar Tárraga.