
¿QUIÉN ERES?
30/09/2018
LAS CINCO PRINCIPALES HERIDAS QUE DAÑAN TU CUERPO
30/01/2019Nosotros, los pequeños humanos, vivimos en un mundo demente, que hemos creado a nuestra imagen y semejanza.
La sociedad que hemos construido está en conflicto, como nosotros. Solo tenemos que echar un vistazo a nuestro alrededor para darnos cuenta: vivimos inmersos en un mundo de plástico, literal y metafóricamente. Fijamos nuestra mirada en el aspecto externo de lo que nos rodea, sin querer darnos cuenta de lo que hay detrás de cada movimiento vital.
No estamos siendo quienes somos realmente. Manifestamos cualidades que no tienen nada que ver con lo que nos mueve de verdad, con nuestra esencia más profunda. Este es nuestro mayor conflicto.
Los principios que rigen el comportamiento de muchas personas, también a políticos y directivos con capacidad de decisión a nivel mundial, son de todo menos íntegros. Los grandes valores del ser humano: la bondad, la honestidad, la integridad, la honradez, la generosidad… no son los que priman ni los que se premian en este mundo desquiciado en el que vivimos.
En cambio, se valoran otros como la acumulación de bienes materiales, ganar mucho dinero, tener poder, ser el primero en conseguir retos, ser mejor que otros, conseguir metas inútiles que no nos llevan a sentirnos bien con nosotros mismos…
Así no es posible estar en paz ni construir un mundo que lo esté.
Es lógico que estemos en conflicto. Lo que nos hace sentir realmente bien, plenos, en paz, mejores personas, no es lo que estamos expresando al mundo.
¿Y cómo podemos hacer para que esto no sea así? Pues creando un mundo mejor, expresando lo que somos en realidad sin dejarnos llevar por el miedo. Porque el miedo es nuestro gran freno. Tenemos miedo a que si no nos comportamos como esperan de nosotros, si no somos competitivos y hacemos lo mismo que hace el resto de la sociedad, nos vaya mal y nos excluyan del sistema.
Y para el pobre ser humano, que depende de la aceptación de su clan, que le excluyan de la sociedad es la muerte. Este miedo es poderoso, ancestral. No es fácil vencerlo.
De lo que todavía muchos no se han dado cuenta es que la revolución siempre es individual. Siempre hay una primera persona que se da cuenta del error y lo enmienda. Esa primera persona que se da cuenta es la que va haciendo conscientes al resto y hace que empiece la revolución en cada uno de nosotros. Pero ese darse cuenta con todo nuestro ser, esa revolución, es individual, siempre.
¿Cómo vivir siguiendo unos principios que no compartes?, ¿qué hacer cuando te has dado cuenta de que necesitas expresar quien eres en realidad a pesar de tener que oponerte al sistema actual?
La única solución es hacerlo, expresar lo que necesitas expresar. No hay otro camino. Ser coherente con quien eres es lo que más paz te dará: actuar de acuerdo a lo que dicta lo más profundo de tu ser. Aunque para eso necesitamos llegar allí antes, a las profundidades.
Los impedimentos serán de todo tipo, porque a veces, cuando conseguimos vencer nuestros miedos y seguir nuestros impulsos naturales de bondad y generosidad, la cara que nos devuelve la vida tampoco es la de la recompensa. Hace falta mucho valor y motivación (saberse en el camino correcto) para permanecer donde sentimos que debemos estar.
Desde aquí te doy todo mi apoyo para que sigas los impulsos que hacen de ti un ser humano coherente. Qué seas lo suficientemente fuerte y capaz para ser quien realmente eres. Qué conseguir tu paz sea tu mayor objetivo y que la nobleza sea tu camino. Qué seas un ejemplo a seguir.
La humanidad al completo te dará las gracias aunque en determinados momentos no puedas verlo. Tú construirás el mundo que todos queremos.
Mar Tárraga